El Egregor es una fuerza o energía que tiene una íntima relación con la vida y con la emanación divina.
Este se forma alrededor de las personas, de los hogares, de las instituciones, etc, y a través del mismo, se pueden observar las condiciones y actuaciones que tienen.
El Egregor es una energía tetradimensional, que se fija alrededor de las personas o lugares ya descritos.
Es necesario comprender que así como existe lo blanco, lo negro, lo positivo, lo negativo, lo activo y lo pasivo, existen también las energías que cada organismo produce y de acuerdo con ellas se desenvuelve su vida.
Una persona pesimista produce un tipo de energía, la cual, por una ley de afinidad, se fija a su alrededor; un sujeto dinámico produce también un tipo de energía, que por ley de afinidad se plasma a su alrededor; en un individuo pasionario, instintivo y brutal sucede lo mismo; en una persona que vive llena de amor, también se produce el mismo fenómeno.
Podríamos deducir de todo esto, que cada uno de nosotros tiene el poder de formar al propio alrededor la clase o el tipo de vibración con la cual se siente mejor.
El Egregor de un asesino es afín con los asesinos; el de una persona pasionaria lo es con lo de su misma condición; el de un hombre dinámico, altruista lo es con las personas que tienen esa misma vibración; el egregor de un pesimista tiene afinidades con los pesimistas, desconfiados, incapaces. El egregor de un individuo que esté lleno de amor, comprensión y fuerza, hará que por una ley de afinidad, éste se encuentre y se comprenda con personas de su mismo nivel psicológico.
El Egregor, como ya mencionamos, procesa diferentes tipos de energía, a través de las cuales logramos el triunfo o el fracaso. Cuando una persona comprende que sus vicios, sus defectos y sus instintos son un terrible obstáculo en su vida empieza a estudiarlos y eliminarlos; comienza a procesar dentro de sí vibraciones superiores que mejoran su ambiente interno y externo y, por ende, del que lo rodea.
El Egregor, como la vida, se desenvuelve en cada dimensión de la naturaleza, circundando el cuerpo que en su orden le corresponde, ejemplo: el cuerpo físico o cuerpo celular, pertenece al elemento tierra, tiene su aura correspondiente que, a su vez, se penetra y se compenetra con el egregor o vibración que tiene la persona, dando así la oportunidad de que este cuerpo tridimensional se adapte, se acople y cumpla mejor con las funciones que tiene en la tierra.
El Cuerpo Vital pertenece al elemento agua, tiene su aura correspondiente y de acuerdo con la estabilidad y con el equilibrio que el físico tenga, así será el acoplamiento del aura del vital con el egregor que en esa dimensión le corresponde, trayendo como consecuencia que ese fondo vital ayude en mejores condiciones y en octavas superiores las del físico.
El Cuerpo Astral corresponde al elemento aire y, como los otros, tiene su aura, la cual también se penetra y compenetra con el egregor, que hemos formado en la parte tridimensional. Esto nos indica que una persona que tenga vibraciones densas, que sea instintivo, al salir a la parte interna se encuentra con personas y sitios afines a la vibración que tiene.
Una persona llena de amor, de comprensión, es afín, en su mundo interno, con los seres superiores y sitios de su misma vibración. Podemos deducir con esto que el comportamiento tridimensional es fundamental, básico para el despertar de la conciencia.
El Cuerpo Mental pertenece al elemento fuego. Este cuerpo, debido a las acciones y reacciones del Ego a través de los pensamientos, se encuentra en el ser humano fraccionado y prácticamente dañado, ya que cada pensamiento maneja hidrógenos más pesados que los que a la mente le corresponden.
No podemos decir en este capítulo, que la mente del ser humano común y corriente tenga un aura, porque cada elemento que emite un pensamiento es un Yo, como ya dijimos, que maneja vibraciones muy pesadas.
Si nosotros, los seres humanos, no nos proponemos eliminar los elementos pensadores que llevamos dentro, no podremos estabilizar un aura definida en la mente y mucho menos un egregor de ese cuerpo, el cual, al tenerlo formado, nos serviría para poseer una mente equilibrada y, sobre todo, al servicio del Ser.
Querido lector, no olvide que el ser humano es septuple en su constitución interna, que el creador lo fue formando de dimensión en dimensión, hasta cristalizarlo en la tercera dimensión en que vivimos. El lo hizo en una forma descendente y a nosotros nos corresponde realizar nuestra Obra en forma ascendente, o sea que no podemos pensar que vamos a estabilizar la vida o la salud sin la estructuración física.
No podemos despertar conciencia en cuerpo astral si nuestro comportamiento físico no se ajusta a las condiciones que el esoterismo Crístico nos exige.
Es imposible creer que vamos a lograr un cambio en nuestra forma de pensar, de sentir, si no cambiamos la forma de actuar. Esto se llama en Gnosticismo Universal: Disciplina y organización en nuestro trabajo.
V.M. Lakhsmi (extracto de “Luz en las Tinieblas”)